«Los inteligentes crearon el mundo y los imbéciles disfrutan de él«
Pino Aprile
Ilustración de Roger Crunch
Carlo Maria Cipolla (1922- 2000) fue un reconocido especialista en historia de la economía estudiante de la Sorbona y de la London Schools of Economics y colaborador de la universidad de Berkeley, varias veces galardonado. Prolífico autor es conocidísimo por su ya famosa y divulgada Teoría de la estupidez y sus Leyes fundamentales de la estupidez humana.
Pino Aprile (periodista y escritor italiano) va más allá: sostiene en su libro titulado Elogio del imbécil que la estupidez es consecuencia del progreso. El ser humano ha llegado a través del proceso evolutivo a una sociedad que ha eliminado la inteligencia de manera lenta pero progresiva porque, como sostiene Aprile, si bien le sirvió al hombre en los inicios de la historia para sobrevivir y progresar, ahora se ha vuelto inútil en una sociedad jerarquizada y burocratizada en la que todo lo que se salga de una alineación o normalidad igualadora se convierte en un ser subversivo, en un peligro para la comunidad, en definitiva, en un ser inteligente que está fuera de los cánones establecidos para la convivencia plácida de borregos anestesiados, impasibles y obedientes.
«El imbécil de hoy se caracteriza porque sabe hacer lo que los otros esperan de él y, además, porque no sabe que es imbécil».
Primera ley sobre el fin de la inteligencia: “El imbécil sobrevive. El genio se extingue”.
Corolario de la Primera ley: “Antes tontos que muertos”.
Segunda Ley: “El hombre moderno vive para volverse tonto”.
Tercera Ley: “La inteligencia actúa en beneficio de la estupidez y contribuye a su expansión”.
Cuarta Ley: “La imbecilidad sólo puede aumentar”.
Quinta Ley: “La unión no hace la fuerza sino la imbecilidad”. Porque normalmente la agrupación iguala a la baja.
La inteligencia parece estar en peligro de extinción, y ninguno estamos a salvo porque según Aprile «la inteligencia es como la juventud: pasa».
Interesante entrevista de Ima Sanchis a Pino Aprile para La Vanguardia AQUÍ.
Para más pruebas sobre el triunfo de los idiotas miren a su alrededor, en su trabajo, y lean sobre el Principio de Dilbert o sobre el Principio de Peter. O incluso la Ley de Parkinson.
Curiosa paradoja que se crea entre las leyes de la estupidez y la viñeta de Roger Crunch. Los demás son estúpidos y solo nosotros somos capaces de darnos cuenta y cualquiera que lea esta entrada, por estúpido que sea, estará de acuerdo. Desde el momento en que la estupidez humana no es mesurable todas estas cuestiones son un bonito juego y una coña divertida pero un ejercicio de autocomplaciencia brutal. De hecho, si para prosperar en la sociedad actual es mejor ser estúpido, enumerar estas leyes, en teoría inteligentes, no le beneficia a uno en nada, con lo que queda convertido en incauto o incluso en estúpido.
En cualquier caso interesante entrada, no conocía la ley de Parkinson. La de Dilbert la descubría hace poco. Puto amo.
Hostia, la entrevista con Pino Aprile hace rechinar los dientes. Menudo soplapollas. Lo que hay que hacer para vender. Estúpido no sé si será, pero prepotente un rato. No me trago su teoría de los cromañones y los neandertales, pero estoy dispuesto a tragarme mis palabras si alguien me lo prueba como Dios manda